El Equipo A no tenía abogado… y eso se nota. No tenían casa, aprovechaban cualquier cosa para fabricar armas, tenían un vehículo para cuatro y el pobre Murdock no pudo cambiar ni su cazadora ni su gorra en toda la serie. Sin embargo no paraban de trabajar, ¿qué fallaba en su modelo de negocio?
El asesoramiento de un letrado especializado en empresas y start up les hubiera asegurado evitar muchos de los riesgos juridicos que asumían en su trabajo. Aprende del Equipo A qué no debes hacer cuando lanzas tu negocio.
Me encanta que los pleitos salgan bien
El Equipo A debió constituirse como una sociedad mercantil. Los 4 socios que desarrollaban su actividad comercial bajo la marca de Equipo A no formalizaron su estructura mediante una sociedad que les permitiera limitar su responsabilidad en el comercio y centralizar sus ganacias, así como diferenciar las relaciones entre cada uno de los componentes. El objeto social de esta sociedad podría perfectamente quedar redactado como «prestar de modo profesional los servicios de mercenarios por cuenta y encargo de terceros y escapar del Coronel Decker».
El Equipo A también necesitaba un abogado para redactar un pacto de socios en el que más allá de los estatutos de la sociedad se plasmara las obligaciones y derechos de cada uno de ellos y los compromisos asumidos con la sociedad. A cada socio debe asegurarsele la confianza en la aportación que se realizará por los demás para no generar inestabilidades internas. Del mismo modo debe clarificarse sufientemente la forma en la que se retribuirá su aportación y la implicación que cada uno tiene con la sociedad. ¿Cobrará Anibal lo mismo que Murdock? ¿Qué dedicación podía exigirse a cada miembro? ¿Cuánto tiempo debían permanecer en el Equipo? Todas estas cuestiones deberían haber sido respondidas por el pacto de socios del Equipo A. Sería conveniente que se hubiera determinado quién respondería si la fobia a volar de M.A. impidiera al equipo concluir una misión, estableciendo qué cantidad debería indemnizar a los demás socios como pérdida. O establecer la posibilidad de resolver forzosamente la relación de Murdock con el Equipo A en caso de que le impidieran la salida del manicomio en el que le recluían, pues ya no sería un partícipe en la conclusión de los negocios.
¿En qué epígrafe del IAE se dieron de alta los chicos del Equipo A?
El Equipo A necesitaba un abogado para la elaboración de los contratos de prestación de servicios con sus clientes. A pesar de que “la palabra es lo que vale” una adecuada gestión de los riesgos jurídicos hacen que cualquiera que sea nuestra actividad debamos establecer una adecuada regulación de las relaciones contractuales que nos vinculan con nuestros clientes y con nuestros proveedores para así poder establecer previones concretas que nos permitan tener seguridad sobre la evolución económica de nuestra empresa. El Equipo A nunca firmó un contrato con sus clientes si no que los pactos se hacían verbalmente con el conseguiente riesgo de incumplimiento, ni aseguraron los daños de su actividad ni siquiera determinaron el coste de los materiales que utilizaban en cada misión.
El Equipo A necesitaba un abogado para implantar una adecuada gestión de la protección de datos en su empresa. ¿Quien no recuerda cómo trataban los datos de terceros sin su consentimiento para llamarles o mandarles correspondencia? ¿No hubiera sido necesario que informara a “los malos” de la incorporación de sus datos a un fichero y los modos de ejercitar sus derechos ARCO? No mantuvieron protocolos de confidencialidad de los datos y además recababan datos de terceros sin su consentimiento. ¿Dónde guardaban los ficheros?
Pon un abogado en tu empresa y olvidate de salir corriendo
El Equipo A necesitaba un abogado que protegiera adecuadamente su propiedad intelectual. Todos y cada uno de los miembros del Equipo A tenían un gran conocimiento técnico de su actividad adquirido durante años, pero nunca lo pusieron en valor ni a través de patentes que aseguraran la explotación exclusiva de sus procesos de producción industrial (evitando que los malos usaran sus armas) ni a través de propiedad intelectual, capitalizando el valor de su método de trabajo. Del mismo modo su marca en ningún momento fue registrada para eitar la aparición de imitadores o que otros grupos de militares injustamente acusados de un delito que nunca habían cometido siguieran su paso creando competencia en su sector.
El equipo A, además, necesitaba un abogado para asegurar el cobro de sus trabajos, puesto que en ninguna de sus actividades empresariales llegaron a cobrar los honorarios que inicialmente habían fijado. Obviamente, la adecuada gestión de riesgos y la reclamación de los créditos pendientes hubiera simplificado mucho el desarrollo de su actividad.
El Equipo A necesita un abogado que les asesore fiscalmente. Jamás emitieron una factura ni liquidaron sus impuestos. No hará falta que recordemos como Al Capone fue encarcelado por incumplir con sus obligaciones con el fisco. Sin embargo en el Equipo A vivian en la más absoluta de las ilegalidades fiscales sin liquidar ningún tipo de impuesto que justificara su tren de vida. Si esto hubiera llegado a oidos de la Agencia Tributaria, les habría perseguido con más empeño que el ejército.
Por todo esto, cuando vayas a constituir una empresa, aprende de los errores del Equipo A y cuenta con el adecuado asesoramiento que ponga en valor el desarrollo de tu empresa y de tu idea. Gana con la ley de tu lado.
Enhorabuena!me ha parecido interesante y cercana el símil utilizado para explicar y aconsejar la contratación de un profesional especializado en asuntos mercantiles.
Un saludo