El blockchain ha llegado al fenómeno Fan Token. ¡¡¡Es la revolución!!!
Todo el mundo quiere tener y todo el mundo quiere emitir Fan Tokens, es el fenómeno del Rey Midas, porque basta con ponerle al lado la marca de un equipo de fútbol, un cantante o cualquier celebridad y el token se vuelve de oro. Pero, ¿Cómo funciona y cómo podemos utilizarlo?
Fan Token y Blockchain
El token es un archivo único e identificable por haber sido incorporado a una cadena de bloques al que se le atribuye un valor o derechos intrínsecos al poseedor de los mismos. Nuestro departamento de Nuevas Tecnologías lleva años trabajando en dar soluciones legales a proyectos complejos de blockchain y criptoactivos.
Esos derechos pueden ser un valor económico pero también un derecho a voto, a participación, a decisión, a recibir determinados beneficios (descuentos, promociones, primicias…)… El token da todo aquello que la organización que lo emite quiera que dé.
No es un concepto nuevo, aunque es novedoso la aplicación en los entornos empresariales complejos y su instrumentalización de forma masiva por los usuarios. ¿Recuerdas al niño que de regalo de cumpleaños creaba un talonario de “vales por” para su madre? Pues esto ni más ni menos son los Fans Tokens. Tenga usted “esto” (ya sea papelito escrito por un niño o archivo único incluido en una cadena de datos) y recibirá a cambio aquello que quiere y desea y que de otra forma probablemente no conseguiría (ya sea que el niño recoja la habitación o participar en una votación de la directiva del club).
Criptomonedas y tokens
Los Fan Token se han popularizado debido a su entrada en el mundo del futbol en los últimos meses debido a la caída de sus ingresos (por patrocinios y por venta de entradas) y la búsqueda desesperada para obtener nuevos ingresos. No cabe duda de que en organizaciones del tipo de los clubs de fútbol en los que existe una masa crítica amplia de personas que consideran a la marca del club como un objeto aspiracional, las puertas de los fan token se abren a multitud de opciones y de retribuciones que pueden crear el deseo de adquisición por parte de los seguidores. Pero podemos encontrar su aplicación en cualquier tipo de entorno. Así por ejemplo, una empresa puede crear tokens que reparta entre algunos empleados por la consecución de hitos y que permitan acceder a determinados beneficios o facilidades como por ejemplo, elegir vacaciones, disponer de un día o varios de permiso, o elegir el menú de la comida de navidad… da igual la trascendencia del derecho reconocido al titular del token, lo único importante es que sea “relevante” para el que lo recibe. De esta forma, se crea una red en la que el que tiene el token puede hacer o recibir algo que no puede el que no lo tiene y por ello es deseado. Una vez que es deseado, es transmisible y generará mayor o menor valor según cuán deseado sea el derecho que reconoce.
La tecnología aquí como vemos crea la facilidad de transmisión y de reconocimiento de los derechos, no el derecho a facultad en sí, que depende exclusivamente de la inventiva, originalidad y visión de la empresa que emite el token.
Esta nueva visión del activo, hace que el valor sea algo que debe ser medido en forma diferente de cómo hemos realizado las valoraciones hasta el momento. La retribución de tokens no se basa en parámetros medibles dentro de la organización que los emite, ni si revalorización en la consecución de objetivos económicos. Los elementos externos de “deseabilidad” del derecho atribuido son los que determinarán la evolución de cada uno de estos activos.
En este momento todos los proyectos que se lanzan están contando con un gran éxito, en parte debido a la novedad y al gran tirón de todo el mundo crypto en este momento, pero lo cierto es que no todos lo proyectos harán ricos a sus inversores. De hecho muchos de ellos ni siquiera conservarán el valor cuando dejen de reflejar el elemento aspiracional que representan.
Tokens y empresas
No obstante, los token resultan una excelente respuesta para objetivizar servicios y permitir que sean prestados a su poseedor con independencia de quien lo posea. Los token son en el mundo digital las monedas de John Wick: una moneda, un servicio con independencia de quien lo solicite y del motivo por el que lo solicite. Se ganan y se pagan, y su valor dependerá de la necesidad de monedas que tenga cada uno de los contratantes. Obviamente para cualquiera de nosotros una moneda de Wick sólo sería un elemento friki que colocar en nuestro escritorio pero para quien utilizar los servicios del Hotel continental tienen un valor totalmente diferente.
Hasta hoy, la atribución de derechos dentro de una organización se producía en función de la persona que era titular de la acción o participación que lo atribuía. Sin embargo la tokenización del derecho hace que sea totalmente independiente de esa titularidad, basta la mera posesión. Nuestra legislación ha establecido controles sobre la transmisión de ciertas participaciones (por ejemplo las societarias) a fin de lograr un control por parte de la sociedad y un conocimiento objetivo de la masa critica que adopta las decisiones. Este conocimiento de la masa que procederá a tomar la decisión no existe en el caso de aquellas que son atribuidas a los poseedores de token. Por esto mismo las decisiones deben de ser atractivas para el que las toma pero no pueden entrar en conflicto ni diluir los derechos de los inversores partícipes o accionistas en las correspondiente organización.
No obstante, la tokenización de la participación en toma de decisiones o en la percepción de servicios o productos es sin duda un campo que ofrece tremendos potenciales para poner la tecnología al servicio de la creatividad de los que que quieran fidelizar y crear productos aspiracionales con el simple y mero soporte de un archivo incluido en una cadena de datos.
Noticias relacionadas
Dejar un comentario